En el momento de entrar en las escuelas infantiles, las disparidades lingüísticas entre niños o niñas de la
misma edad pueden ser abrumadoras. Es una realidad injusta que marca la trayectoria escolar individual y
crea desde el principio condiciones propicias al fracaso.
El abandono o el fracaso escolar suele ser la culminación de un itinerario que se inicia en los primeros años
de vida. Tiene múltiples causas, pero una de las más relevantes es la carencia de las destrezas lingüísticas
necesarias para prosperar en la escuela, y específicamente para aprender a leer y escribir. Un aprendizaje
sencillo y gratificante para unos resulta para otros un enorme desafío, a menudo insalvable. Y ese desequilibrio
se va acentuando con el paso de los años.
Lamentablemente, miles de niños y niñas asumen pronto que la escuela a la que entraron ilusionados no les
pertenece ni los tiene en cuenta. Y, en gran medida, esa negativa percepción tiene que ver con su deficiente
dominio de la lengua materna. Esa desventaja puede hacer que una institución ideada para la integración y
el progreso de los seres humanos se convierta sin pretenderlo en un espacio de frustración y segregación.
Esa injusta situación no es irreversible. Puede ser evitada o aminorada. El cerebro humano, sobre todo en la
infancia, posee una extraordinaria plasticidad, por lo que es posible estimularlo y mejorar sus capacidades. La
sociedad en su conjunto debe promover medidas que eviten las consecuencias negativas de las desigualdades
lingüísticas y culturales, porque cuando un niño o una niña fracasan en la escuela, la sociedad en su conjunto
fracasa.
Leer a la infancia
Numerosas evidencias científicas demuestran que los estímulos cognitivos y afectivos tempranos, sobre
todo los relacionados con el lenguaje, tienen una influencia determinante en el posterior desempeño escolar.
Entre las muchas actividades que ayudan en ese sentido, una de las más importantes es la lectura en voz alta
de cuentos, poemas, rimas, retahílas... Sus beneficios son claros:
• Crea momentos de intimidad entre quienes leen y quienes escuchan, refuerza los vínculos
afectivos y ayuda a explorar, expresar y compartir emociones, que es una actividad fundamental en la vida
humana, más aún cuando se están construyendo los modos de sentir y de relacionarse con el mundo.
• Promueve la conversación, la escucha atenta y el intercambio de pensamientos, recuerdos,
fantasías, experiencias, temores, deseos, sentimientos, dudas... Es decir, hace posible el encuentro sereno
entre el mundo de los adultos y el mundo de la infancia.
• Estimula la actividad de las áreas cerebrales relacionadas con la comprensión narrativa y la
creación de imágenes mentales, lo que repercute directamente en el aprendizaje de la lengua oral, la lectura
y la escritura.
• Influye en el desarrollo cognitivo de la infancia al dar la oportunidad de escuchar, pensar, sentir,
preguntar, responder, asociar..., es decir, de poner en juego las muchas capacidades de la mente.
DE LA VOZ A LAS LETRAS
•Tiene un significativo impacto en el desarrollo del lenguaje gracias a que introduce a la infancia en el
territorio de la lengua materna de un modo pausado y afectuoso: las palabras desconocidas aparecen cargadas
de sentido y de emoción, la estructura y las convenciones de la lengua escrita se hacen familiares gracias a los
relatos leídos una y otra vez, las correspondencias entre los sonidos de la lengua materna y las grafías que los
representan se van desvelando poco a poco.
• Favorece una mejor comprensión de los relatos gracias a la mediación de lectores experimentados
que actúan como modelos y guías.
• Facilita la relación con el lenguaje de los libros, más significativo y complejo que el lenguaje
hablado, e instaura una relación cordial con los libros y la lectura, desde el momento en que esos primeros
contactos se presentan rodeados de afecto y bienestar.
• Hace que niños y niñas actúen como lectores aunque todavía no hayan aprendido a leer y a la vez
hace posible que el lenguaje literario entre a formar parte de sus vidas estimulando su imaginario, su interés
por las historias y su pensamiento narrativo.
• La lectura en voz alta contribuye, en definitiva, a crear un entorno favorable al desarrollo
cognitivo, emocional y social de la infancia, lo que ayuda a prevenir o atenuar los riesgos de fracaso escolar.
Una tarea colectiva
Leer en voz alta debería ser una actividad habitual en los hogares. Dada su repercusión en la formación de
los afectos y en el rendimiento académico, sería bueno que madres y padres se involucrasen en esa actividad
con pasión y convicción.
Y asimismo, las personas implicadas en el cuidado y la educación de la infancia, desde el ámbito de la docencia
al de la pediatría, la enfermería, las bibliotecas o el voluntariado, deberían adquirir el compromiso de alentar
la lectura en voz alta en sus respectivos entornos, pensando sobre todo en quienes no puedan disfrutar en
sus hogares de esa oportunidad.
Los promotores de esta declaración pública somos conscientes de que leer en voz alta a niños y niñas es una
actividad que por sí sola no soluciona las desventajas sociales y las carencias culturales, pero favorece que el
aprendizaje de la lectura y la escritura sea un logro más fácil para todos los niños y niñas, sin distinción, a la
par que propicia una mayor relación emocional entre las personas adultas y la infancia.
Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA)
Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria
Asociación de Amigos del Libro Infantil y Juvenil
Fundación Germán Sánchez Ruipérez
Associació de Mestres Rosa Sensat
Acción Educativa
Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística (FESABID)
Asociación Española de Lectura y Escritura
Escuela Andaluza de Salud Pública
Asociación Entrelibros